En 1890, Oscar Wilde publicó El retrato de Dorian Gray, cumbre de su obra literaria. La obra retrata -relacionado con la gerascofobia- una de las obsesiones de la literatura occidental: el deseo de la eterna juventud y la inevitabilidad del paso del tiempo.
Como a Dorian Gray, para muchas personas el paso de los años supone un verdadero bache emocional. El deterioro lento de nuestras aptitudes físicas, algunas pérdidas de memoria o la constatación de que los años dorados de nuestra juventud quedaron atrás pueden suponer una verdadera losa para mucha gente que entra en la etapa sénior.
La gerascofobia, o miedo a envejecer es un proceso que se da en un no reducido número de personas séniors. Esta condición puede afectar psicológicamente a la persona, hasta el punto de deteriorar sus relaciones con las personas que le rodean.
En este post te daremos algunas claves para que puedas saber más sobre la gerascofobia, así como algunos consejos para lidiar con ella.
Gerascofobia: cuando los años no perdonan… y nosotros tampoco
La única certeza que tenemos en esta vida es la del paso del tiempo. Los días se convierten en meses, los meses en años y los años en décadas en apenas un suspiro. Todo este tiempo que pasa tiene un efecto en nuestro cuerpo y mente: nuestras capacidades físicas van menguando lentamente, nuestra vista se vuelve menos aguda… y un largo etcétera.
A pesar de que estos procesos son normales, la sociedad occidental en la que vivimos tiende a asociar la vejez con la enfermedad y la dependencia de manera errónea. Es por ello que algunas personas entran en la etapa sénior con un claro y evidente miedo a envejecer: es lo que conocemos como gerascofobia.
No debemos confundir este término con el de gerontofobia, que es la fobia o discriminación hacia las personas mayores.
Las personas con gerascofobia tienen miedo al paso del tiempo, se sienten completamente ajenos al proceso de envejecimiento y desean ser jóvenes eternamente. La disonancia entre la edad que deseamos tener y la que realmente tenemos puede pesar negativamente sobre la mente de las personas, y afectar de manera clara a su desempeño vital en esta nueva etapa.
Algunos síntomas de la gerascofobia
Las personas con gerascofobia tienen una verdadera aversión al paso de los años. Esto lo suelen mostrar un compendio de los siguientes síntomas:
Aprender a vivir con nuestra edad
Si has podido identificar en ti mismo o en algún ser querido los siguientes síntomas, es posible que se trate de un problema psicológico a tratar. Aunque en estos casos siempre se debe contar con el consejo de profesionales médicos, desde Canal Sénior queremos darte algunas claves para aprender a convivir con nuestra propia edad.
Una de las claves es desmontar algunos de los mitos que rodean la etapa sénior y reemplazarlos por hechos más ajustados a la realidad. Por ello, el Centro Internacional sobre el Envejecimiento (CENIE) nos lista una serie de lugares comunes sobre las personas séniors que no son necesariamente ciertos. Algunos de estos son:
Las personas mayores pierden la memoria
Este es uno de los estereotipos más comunes del envejecimiento, y debemos saber que no es verdad: ser mayor no impide tener una mente lúcida y perspicaz.
A pesar de que los trastornos cognitivos son más comunes a edad más avanzada, solo ocurren en una fracción minoritaria de la gente, y hoy en día la mayoría de las personas mayores tienen una mente despierta bien entrados los noventa.
Las personas mayores se vuelven más aburridas y sedentarias
Como muchos otros mitos sobre las personas mayores, este simplemente tiene que ver con las preferencias personales de cada uno. Si bien muchas personas encaran la jubilación como una etapa para descansar y disfrutar de sus seres queridos, muchos otros séniors se dedican a hacer todo aquello que no pudieron durante su vida laboral.
Viajar por el mundo, practicar deportes, estudiar una nueva carrera, dedicarnos a un hobby artístico… Cuando empezamos nuestra jubilación podemos tener tiempo para dedicarlo a aquello que realmente nos apasiona.
Las personas mayores son menos felices que cuando eran jóvenes
Vivimos en una sociedad en la que se asocia la juventud con la felicidad y la ausencia de problemas, y la vejez con una errónea imagen del anciano deprimido y nostálgico.
No obstante, numerosas investigaciones científicas desmienten este mito. Según algunos estudios, está demostrado que las personas mayores de 70 años son más felices que los jóvenes: sus sentimientos positivos son más duraderos y tienen más capacidad de recuperarse de una caída o bache emocional. Esto es debido a que, debido a su dilatada experiencia vital, las personas mayores saben cómo gestionar sus emociones con mayor facilidad y manejo que los más jóvenes.
La soledad es la norma entre las personas mayores
La soledad no deseada en la vejez es un problema social acuciante en muchos países desarrollados. Pero, aún así, no debemos caer en la trampa de pensar que es lo habitual, ni mucho menos.
La mayoría de personas mayores tienen una intensa vida social, debido precisamente a que pueden disponer de su tiempo con mayor facilidad y son propensos a ver a sus amistades con más frecuencia que cuando trabajaban. Muchas veces, la soledad en la etapa sénior está asociada a circunstancias como la viudedad o la forma de ser más que por la edad.
Encarando el paso de los años con optimismo
Como podemos ver, el proceso de envejecimiento es algo inevitable que debemos afrontar en nuestras vidas con optimismo y evitando ciertos prejuicios que se dan sobre él.
Esperamos que este post te haya servido para romper alguno de los viejos mitos que rodean a la etapa sénior de la vida, y que te hayan servido para encarar el paso de los años con una mente positiva y optimista a la que puede ser una de las etapas doradas de la vida.
Si quieres tener una visión más amplia de la visión que se tiene de la vejez y romper los mitos que están presentes en la sociedad, te recomendamos ver el vídeo del seminario ‘?El desafío de la longevidad’, ya disponible en Canal Sénior.
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