Día de la mujer: estas son las tres reivindicaciones de las mujeres sénior

El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer. Esta celebración se ha extendido enormemente los últimos años, convirtiéndose en el eje central de una serie de reivindicaciones feministas que tienen como objetivo alcanzar la igualdad real entre hombres y mujeres.

En línea con el compromiso de Canal Sénior con la igualdad entre hombres y mujeres, en este post queremos acercarte las principales reivindicaciones del colectivo de mujeres sénior para una sociedad más justa e igualitaria.

Si deseas saber más sobre estas reivindicaciones, sólo tienes que seguir leyendo.

Feminismo en la etapa sénior: la desigualdad no conoce edades

Las mujeres sénior son, en general, personas enormemente comprometidas por la causa de la igualdad. Muchas de ellas fueron pioneras en un mundo laboral eminentemente masculino y rompieron numerosos estereotipos y techos de cristal. Alcanzada la madurez, las mujeres señor reivindican una igualdad que, en demasiadas ocasiones, sigue siendo una quimera.

Llegada a la madurez vital, son numerosas las mujeres que alzan su voz reivindicando un mundo más justo tanto para ellas como para las que vendrán detrás.

Y es que son muy numerosas las causas por las que las mujeres sénior pelean. Entre ellas, podemos citar tres muy relevantes:

  1. La brecha de género en las pensiones: el hecho de que por desigualdades estructurales en la época laboral las mujeres cobran menos pensión que los hombres.
  2. La desigualdad en los cuidados y tareas domésticas: el hecho entre las mujeres se ha encargado de las tareas domésticas y de cuidado a dependientes debido a convenciones sociales
  3. La violencia de género: un problema universal pero particularmente invisibilizado en la etapa sénior.

En los siguientes apartados iremos explicando los orígenes del problema así como posibles soluciones.

La brecha de las pensiones explicada

El 8M, mujeres de todo el mundo salen a las calles a reivindicar un mundo más justo para todas. Si bien la mayoría de las propuestas en torno a la igualdad de género son independientes de la edad, existen una serie de desigualdades que se hacen más graves conforme vamos cumpliendo años.

Entre las más destacadas, está la famosa brecha salarial, que en la edad de jubilación se convierte en una brecha de pensiones.

Para entender las causas de esto, hemos de recordar que la incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral es un fenómeno relativamente reciente: en nuestro país comenzó con la llegada de la democracia en los años setenta.

Esto significa que en el pasado, por norma general, las mujeres quedaban al cuidado del hogar, realizando trabajos no remunerados que se corresponden con una pensión más baja.

También ocurre que existen algunos sectores, como la sanidad, donde la presencia de mujeres es más relevante Y los salarios son en general más bajos que en sectores dominados por el género masculino

Esta situación se ha ido reduciendo a lo largo de los años, pero aún hoy persisten estas desigualdades que son especialmente patentes en la edad de jubilación.

Según datos del Ministerio de trabajo, la brecha de género en pensiones supera el 35%, muy superior a la brecha salarial que ronda el 12 % en 2019.

Avanzar en la igualdad de los cuidados y tareas

Otra de las reivindicaciones más relevantes de las mujeres tiene que ver con los trabajos domésticos y los cuidados a familiares, una labor que tradicionalmente ha recaído en las mujeres.

Las tareas domésticas han sido tradicionalmente consideradas una labor femenina. Aunque se han dado pasos muy importantes en aras de la corresponsabilidad, aún queda camino por hacer para que los hombres asuman su parte.

Al margen de las tareas domésticas, es relevante prestar atención a las situaciones de desigualdad derivadas del cuidado de personas dependientes. Dado que por norma general las mujeres viven más y con más salud, suele recaer sobre ellas la responsabilidad de cuidar del cónyuge, hermanos o hijos con problemas.

En general, es muy necesario poner en valor estas labores a menudo invisibilizadas, por lo que aportan a la sociedad en su conjunto. A su vez, es necesario implementar políticas de ayuda a la dependencia, para que el cuidado de las personas vulnerables no recaiga sobre las mujeres, en ocasiones mujeres que también necesitan cuidados.

El maltrato en la etapa sénior: una realidad dolorosa e incómoda

La violencia de género es una lacra social que por desgracia sigue presente en muchos círculos. Cuando esta ocurre en la etapa sénior, asistimos a una terrible realidad a la que en ocasiones no se le presta la atención que debería.

A pesar de los avances legales, pactos de Estado y legislación de todo tipo en materia de violencia de género, la realidad es que los datos concluyen en que las mujeres de más de 65 años suelen sufrir violencia en mayor medida que las mujeres más jóvenes.

 En mujeres sénior existe el problema de que este tipo de violencia a su edad es más ‘invisible’ en comparación con otros grupos de edad. En ocasiones, cuando la pareja es además el cuidador de la mujer, los comportamientos agresivos tienden a estar más aceptados, justificándose con el ‘estrés del cuidador’ y haciendo más difícil que la víctima sea consciente de estos hechos.

Además, en la mayoría de los casos, las mujeres sénior que sufren algún tipo de maltrato por parte de su pareja no lo denuncia debido a que dependen económica y emocionalmente del maltratador, agravando así su situación.

La igualdad en la etapa sénior: mucho por avanzar

Como hemos podido ver en este post, las desigualdades que sufren las mujeres sénior son profundas y están instaladas en nuestra sociedad como una lacra. Aunque estamos en la buena dirección aún queda mucho por avanzar en el camino de la igualdad entre hombres y mujeres.

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